Este libro es un manifiesto.
Un manifiesto elegante, como el estilo de su autor, Arrigo Cipriani. Pero no por ello menos beligerante de lo que debe ser un manifiesto.
Cipriani es uno de los italianos más conocidos en el mundo. No solo es el dueño del Harry’s Bar de Venecia, sino un verdadero embajador de la hospitalidad Italian Style en todos los rincones del planeta, con sus 27 negocios abiertos a lo largo de sesenta años de trabajo (en los últimos tiempos al lado de su hijo Giuseppe) y sus más de 3000 colaboradores. El mensaje de este manifiesto es claro. El turismo
– que en Italia supone nada menos que 70 mil millones de euros al año y representa, junto con sus inducidos, casi el 12% del pib – es hospitalidad. No es la explotación del cliente, como muy a menudo sucede en nuestro país.
El autor comienza diciendo en su libro: “Durante sesenta años mi ocupación principal ha sido la restauración. Una actividad esencialmente de servicio.
Trataré el tema del servicio en relación al turismo entendiéndolo como oferta y no como uso de un tercero”.
La hospitalidad es un talento, una virtud, además de una cultura. Es un talento que nosotros, los italianos, hemos poseído históricamente en mayor medida que cualquier otro país del mundo y que hemos perdido progresivamente. Esta es la advertencia de Arrigo Cipriani, que es fiel a pocas reglas básicas. La primera consiste en poner en el centro al cliente. Esto quiere decir tratarlo, más que como un simple turista (palabra ambigua en cualquier caso y que conlleva el riesgo de connotaciones negativas) como huésped.
Por tanto, respeto antes de todo, y cuidado del huésped que llega a nuestro territorio. Traducido en términos prácticos significa ofrecer un servicio, en cualquier situación o lugar, que por un lado sea profesional, pero que no esté privado del calor humano.
Este asunto tan importante afecta a toda Italia, de norte a sur. Y sobre todo a Venecia que, con los males y la degeneración que ha supuesto el turismo de masas, se lleva enfrentando desde hace décadas y, a estas alturas, está llegando a la redde rationem final.